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"No existen más que dos reglas para escribir:

tener algo que decir, y decirlo" (Oscar Wilde)

miércoles, 30 de diciembre de 2009

“La nieve estaba dura”

Es Juanito. Un mozalbete que apenas levanta un metro treinta. Con cara pecosa y sonrisa picarona, se acuesta sin hacer la redacción que D. Senén, su profesor, le había encomendado la tarde anterior. Era ya muy tarde y no era plan de que sus padres lo descubrieran en la penumbra escribiendo, cuando había pasado la tarde jugando en la plaza del barrio. Además, se habían burlado del “grandón”, ese jubilado prematuro del que tantas veces se reían con sus pasos torpes.

Amanece. Todo está cubierto de blanco. Juanito recordaba aquello de “año de nieves, año de bienes”. Por una vez, la suerte se alía con él y no hay clase. La redacción para D. Senén podía esperar para otra ocasión. Ahora era el momento de bajar a disfrutar con la nieve.

En plena guerra de bolazos, se escucha un ¡ay!. Era Juanito. Una enorme piedra, disfrazada con su cubierta de nieve, y lanzada por el “grandón” acababa de impactar en su rostro.

Juanito volvió a casa con la cara hinchada. ¡Pobre Juanito!

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